La gastronomía es una expresión cultural que nos conecta con las tradiciones y la historia de un lugar. En este artículo te enseñaremos cómo preparar patasca, un platillo tradicional que ha perdurado a lo largo del tiempo, siendo un verdadero tesoro de la cocina peruana. Desde sus ingredientes hasta el proceso de cocción, descubriremos los secretos que hacen de la patasca una deliciosa experiencia para el paladar.
Tabla de contenido
ToggleHistoria y origen

La patasca es un caldo tradicional en varias regiones de América Latina, con variantes en diferentes países. Este platillo, conocido también como caldo de mote o caldo de patas, tiene sus raíces en la cocina indígena quechua y se ha adaptado a lo largo de los años con influencias de diversas culturas. La base principal de la patasca es el maíz, que aporta una textura única y un sabor inigualable.
Ingredientes de la patasca
Aquí tienes los ingredientes de la patasca. Aunque los ingredientes pueden variar, te dejamos una versión clásica peruana:
- 1 taza de maíz blanco seco
- 1 kg de patas de res, limpias y cortadas
- 500 g de carne de res, cortada en trozos pequeños
- 1 cebolla grande, picada
- 4 dientes de ajo, picados
- 2 zanahorias, peladas y cortadas en rodajas
- 1 pimiento verde, picado
- 1 ramita de cilantro fresco, picado
- 1 ramita de perejil fresco, picado
- 1 cucharadita de comino molido
- 2 hojas de laurel
- Sal y pimienta al gusto
- Agua (suficiente para cubrir los ingredientes)
¿Cómo preparar patasca paso a paso?
A continuación, te enseñaremos paso a paso cómo preparar patasca con ingredientes fáciles de conseguir y al alcance de tu bolsillo.
Paso 1: Remojo del maíz


El maíz se deja en remojo durante al menos 8 horas o toda la noche. Esto permite que el maíz absorba agua, se ablande y se cocine más fácilmente.
Paso 2: Cocción de las patas de res


Las patas de res se hierven en agua con sal y ajo hasta que estén tiernas. Este paso es fundamental para extraer los sabores y nutrientes de las patas, que se integrarán al caldo.
Paso 3: Cocción de la carne
En una olla grande, se cocina la carne de res con cebolla y ajo hasta que esté dorada. Este paso sella los jugos de la carne y aporta una profundidad adicional al sabor.
Paso 4: Preparación del caldo


Se incorpora el maíz remojado, las patas de res cocidas, los vegetales y las especias a la olla. Se agrega agua suficiente para cubrir todos los ingredientes y se cocina a fuego lento.
Paso 5: Cocina a fuego lento
La patasca se cocina a fuego lento durante varias horas, permitiendo que los sabores se mezclen y desarrollen. Durante este tiempo, la cocina se llena con aromas irresistibles que anticipan la deliciosa experiencia que está por venir.


Paso 6: Rectificación de sazón
Se ajusta la sazón según el gusto personal. Algunos prefieren un toque más picante, mientras que otros optan por resaltar las notas herbales. La versatilidad de la patasca permite adaptarla a los gustos individuales.
Paso 7: Servir y disfrutar


Una vez que el maíz esté completamente cocido y el caldo haya adquirido la consistencia adecuada, retira las hojas de laurel. Sirve la patasca caliente en platos hondos, acompañada de aguacate, rodajas de limón y más cilantro fresco.
¿Qué beneficios nos da la patasca?
La carne de res y las patas proporcionan proteínas y colágeno beneficiosos para tejidos y articulaciones. El maíz blanco aporta carbohidratos complejos para una energía sostenida, mientras que las verduras ofrecen vitaminas y minerales esenciales. Además, las propiedades antiinflamatorias de especias como el comino pueden contribuir a la salud general.
¿Dónde se come la patasca?
La patasca es consumida en varias regiones de América Latina, incluyendo Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Es un plato tradicional asociado a celebraciones familiares y festividades en cada región, destacando su importancia en la diversidad culinaria de América Latina.
Conclusión
En conclusión, la patasca es mucho más que un simple guiso; es una expresión de identidad y tradición culinaria. Su preparación meticulosa y la combinación cuidadosa de ingredientes hacen de este plato una experiencia gastronómica inolvidable. La patasca, con sus raíces en la historia y su presencia en la mesa de las familias, continúa resistiendo el paso del tiempo como un tesoro culinario que merece ser compartido y disfrutado por generaciones venideras.